Es una enfermedad neurología que se caracteriza por ataques irresistibles de sueño. El paciente se puede quedar dormido platicando, conduciendo, o haciendo otras actividades. Puede iniciar en la infancia y muchas veces se atribuye a que el paciente es dormilón por naturaleza retrasando el diagnóstico y la atención médica.
Puede haber otros datos clínicos como pérdida de tono muscular y caídas con emociones como risa, miedo o llanto, fenómenos alucinatorios al inicio del sueño y parálisis del sueño.
Las consecuencias de este trastorno pueden ser disminución de rendimiento escolar o laboral con repercusiones sociales, psicológicas y eventualmente depresión y aislamiento social.
Es de suma importancia un diagnóstico temprano, iniciando con una valoración en consulta en búsqueda de los datos clínicos esenciales y complementarlo con la polisomnografía y prueba de latencias múltiples.